“No es la voluntad de ganar lo que importa – todos la tienen. Es la voluntad de prepararse para ganar lo que importa”
Paul “Bear” Bryant
Una vez terminamos los programas de liderazgo que impartimos, realizamos encuestas de satisfacción como parte de nuestro proceso de mejora continua en Unlock Engine, entre las preguntas que realizamos, hay una en particular donde evaluamos ¿cuál es el interés de los participantes para convertirse en un líder inspirador? y el resultado es un abrumador 90% de respuestas positivas, el problema que vemos muchas veces a está interrogante, es que la mayoría no comprenden qué se necesita para lograrlo.
El arte de liderar es como cualquier otra disciplina, a mi juicio, hay tres elementos fundamentales para ser un experto y alcanzar el éxito:
Primero, se deben aprender los fundamentos, el conocimiento de ellos te aporta las bases para lógrarlo. No te puedes convertir en un pintor excepcional si no aprendes la técnica, tampoco lograras ser un líder inspirador sin saber con detalle que comportamientos te llevan a lograrlo.
Segundo, una vez entiendes lo que debes hacer, hay que practicarlo varias veces, fallar una buena proporción de ellas y perfeccionar tus habilidades. Dicen que la práctica hace al maestro, esto aplica igual al liderar. Para convertirte en un gran líder, tienes que desplegar los comportamientos adecuados, muchas veces, deberás cambiar hábitos que no te ayudan en el proceso, todo esto requiere definitivamente de una práctica consciente hasta llegar a una competencia inconsciente que te llevará al éxito.
Tercero, debes tener el compromiso para querer convertirte en líder inspirador. Esto a veces es más fácil decirlo que hacerlo, porque comprometerse implica estar dispuesto a reconocer tus fallas, a querer aprender, a no desfallecer ante los errores y a mantenerte firme en tu convicción pase lo que pase.
Sin este último, los otros dos elementos no se lograrán, bien sea porque nunca tienes la verdadera disposición para aprender o porque sientes que con una pequeña práctica ya lo tienes dominado, lo cual la mayoría de las veces es falso. Pero, igualmente, de nada sirve un gran compromiso si no te dan los fundamentos y la oportunidad de practicarlos.
Durante mi formación profesional aprendí muchas cosas, pero he de ser sincero, que la primera vez que tuve personas a mi cargo, no tenía total claridad de lo que debía hacer como líder. Tenía claras mi responsabilidades como gerente, pero no sabia como liderar.
Tenía un gran compromiso y mucha intención de practicar, pero realmente no tenía claros los comportamientos que me convertirían en un gran líder. Esta es la complejidad de liderar, requiere que perfecciones ciertos comportamientos y seas consistente con ellos, sino todo el proceso es inútil. Comportamientos tan importantes como la confianza requieren entre muchas cosas, de práctica y perseverancia, porque como dicen, la confianza sube por escaleras pero baja por ascensor, una falla puede borrar todos los avances.
Hace algunos años vi la película “Eddie the Eagle”, esta cuenta la historia real de Michael David Edwards, un británico cuyo sueño siempre fue participar en unos juegos olímpicos, el gran problema es que no destacaba en ninguna disciplina. Es una película, a mi juicio, muy buena y entretenida, es diferente y deja muchas enseñanzas, no es mi intención en este blog, arruinártela porque realmente recomiendo la veas. Pero creo que uno de los mensajes más importantes que me dejó, es la gran diferencia que hay entre querer lograr algo y querer realmente prepararse para lograrlo.
El mundo y nuestra vida diaria están plagados de ejemplos como este, seguramente mucho quisiéramos lograr ciertas metas como correr una maratón, comer sanamente, tocar un instrumento, etc., pero muy pocos tenemos la verdadera voluntad de prepararnos para lograrlo, esa es la gran diferencia. En liderazgo es igual, escucho muchas personas que desean ser lideres, sueñan y se imaginan su vida y éxitos cuando lo sean, lamentablemente no todos deciden prepararse para lograrlo.
Soy un convencido de que los líderes no nacen, los líderes se hacen con dedicación, esfuerzo y mucho sacrificio. También creo firmemente que todas las personas se merecen tener un gran líder, este puede ser el jefe o no, al final esa es solo una asignación, pero lo que realmente queremos encontrar en nuestro camino es esa persona que nos ayude a ser mejores, a desarrollar nuestro máximo potencial, tu puedes decidir prepararte para ser esa persona.
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