top of page
Buscar

ELEMENTOS PARA PODER SER LÍDER ¿QUIÉN INSPIRA AL INSPIRADOR?

  • Foto del escritor: Carlos Estrada
    Carlos Estrada
  • 4 ago 2024
  • 5 Min. de lectura

¡El éxito es más una actitud que una aptitud! Y la inspiración es la herramienta más poderosa que tiene un líder para permitir que las personas logren esa actitud correcta que los lleve a ser exitosos. 

De pequeño mi actividad preferida era hacer objetos en plastilina, tenía una gran habilidad manual y por eso me gustaba “hacer mis propios juguetes” con este material. Creaba a King Kong y lo destruía en una lucha sangrienta con Godzilla, con la ventaja que podía repetirlo al siguiente día otra vez y cuantas veces quisiera, porque era el creador de mis fantasías. Con el tiempo y la práctica fui perfeccionando mis habilidades y comencé a hacer figuras más sofisticadas, en algún momento hice a Abraham Lincoln y después a Pelé, mi gran ídolo futbolístico de la época. Era un bendecido a tan corta edad con mi habilidad, amigos de mis padres les decían que iba a ser cirujano o artista y les sugerían llevarme a algún lugar para perfeccionar mi técnica. Otros, por el contrario, decían que me dejaran tranquilo disfrutando lo que hacía, para que siguiera siendo una actividad que causara en mi pasión y diversión y así no dañar mi vocación. 


Al final ninguna de las opciones anteriores se dio, con el tiempo, esa pasión por la plastilina fue transformándose y otros intereses como el fútbol y nuevas actividades captaron mi atención. Nunca perdí la habilidad pero al dejar de practicarla, no logré la competencia que hubiese podido alcanzar. Lo que definitivamente nunca tuve fue la motivación para convertirme en artista o cirujano, así que mi “éxito” en las artes plásticas o las habilidades manuales, se vio truncado por mi actitud hacia el tema. 


Esta breve historia es muy común, muchos se identifican con situaciones similares. Personas con habilidades extraordinarias que nunca alcanzan la inspiración para ser exitosos en ese campo. Es por esto que la actitud correcta determina nuestra capacidad de alcanzar logros en cualquier disciplina. No basta con desarrollar la competencia, es decir, conocer las bases teóricas y practicarlas, se debe tener dedicación real, tener una pasión genuina por el tema, pues de otra manera, ante cualquier problema o distracción, nos desviaremos de ese camino.


Estos principios aplican también al arte de liderar. Si realmente quieres convertirte en una gran líder debes prepararte, entender y aprender los comportamientos para alcanzar esta posición, aplicarlos y perfeccionarlos a través de la práctica, pero además, tener la motivación y actitud correctas; es decir, la intención real de querer convertirte en líder. 

Estos tres principios; el conocimiento, la práctica y la actitud, hacen que liderar sea un hecho más complejo de lo que parece.


· El conocimiento porque muchas veces no son del todo claros los comportamientos que se requieren para ser un buen líder, pues hay un sin número de enfoques y  a veces es difícil entender realmente el quehacer de un buen líder, aquel que potencia las habilidades y desempeño de la gente con quien trabaja logrando resultados extraordinarios y además transformando sus vidas. 


· La práctica, porque cuando se entiende qué comportamientos permiten lograr esto, a veces, se hace difícil practicarlos. En ocasiones, el camino más fácil a corto plazo es dar órdenes y dirigir de manera autocrática, en vez de inspirar y desarrollar a las personas asegurando resultados sostenibles. Muchas veces se cae en la dicotomía entre el resultado inmediato y crear una organización empoderada, exitosa y sostenible, el corto plazo y la presión por el resultado nos lleva asumir roles netamente directivos en temas que tal vez no lo ameritan, en vez de liderar. 


· La actitud, que a veces llega a ser más relevante que las dos anteriores, es tener el verdadero interés de convertirnos en lideres. La motivación nos da la actitud correcta para emprender el camino, no desviarnos y dejarnos seducir por el estado de confort y tranquilidad engañoso que provee el dar órdenes y ejercer control, sin darnos cuenta que al hacerlo impactamos negativamente las personas con quienes trabajamos, y a nosotros mismo, porque al no dejar ir, al quedarnos con toda la carga, al no construir y empoderar hacia el futuro, estaremos destinados a convertirnos en esclavos de nuestros propios comportamientos. De allí las horas interminables de trabajo, la sensación que “al equipo le falta iniciativa”, el pensamiento que “si no estoy encima de las cosas, no salen”, todo porque hemos decidido el camino equivocado, aquel que parece más fácil y a la postre es más complejo. 


Muchas veces cuando estoy conversando con algunas personas sobre nuestros programas de liderazgo en UNLOCK ENGINE, surge el siguiente interrogante: ¿cómo hacer para que los jefes, gerentes o directivos realmente asuman el rol de líderes? La respuesta son los tres elementos que acabamos de mencionar, el conocimiento y la práctica que te permiten ser competente y la actitud que te impulsa a querer ser líder. En este último elemento surge la pregunta; y ¿Quién inspira al inspirador? ¿Qué impulsa a una persona a querer transformarse de jefe a líder? Porque sin ese impulso no se logrará.


Nuestros programas siempre buscan inspirar, prender esa llama que aparece después de la autorreflexión y la comprensión, entender que hay algo mejor para todos, incluido el líder. Es tener claridad que además de servir y obtener logros, puede haber una mejor calidad de vida y una satisfacción personal de haber ayudado a otros a transformarse en su mejor versión. 


Adicionalmente, podría asegurar que no hay nadie en el mundo que no tenga un líder, es decir alguna figura que tenga la responsabilidad de inspirarlo a ser mejor. Aun los más altos cargos reportan a alguien y deben presentar cuentas, más aún hasta los dueños de empresas tiene que hacerlo, prueba de ello fue el despido de Steve Jobs de su propia empresa, algo insólito, pero cierto. Por eso cuando nos preguntamos porque los jefes que nos reportan a nosotros no toman esa decisión de liderar, tal vez debamos preguntarnos que estamos haciendo mal, que nos falta realmente para inspirarlos. 


Un claro ejemplo de liderazgo es Diego Simeone, uno de los directores técnicos más exitosos que han pasado por el Atlético de Madrid. A mi parecer, gran parte de su éxito radica en su capacidad para desarrollar el potencial máximo de sus jugadores. Sin embargo, existen ocasiones en las que jugadores muy prometedores fallan y no logran el desempeño adecuado. En alguna ocasión, cuestionado por la falta de rendimiento de uno de sus jugadores promesa, comentó: “Sin duda cuando un jugador no responde, el primer responsable soy yo. Me siento partícipe que no haya tenido la fortuna ni la posibilidad de dar lo mejor”*. Como líderes, nuestra función es inspirar a todas las personas con quienes interactuamos, cuando eso no se logra, el primer paso es analizarnos a nosotros mismos, es de grandes lideres admitir cuando cometemos errores y buscar corregirlos.


*Fuente: Eurosport Español 

 
 
 

Comments


bottom of page