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Foto del escritorCarlos Estrada

DESMITIFICANDO EL SER HUMANO

Cuenta la historia que Mahatma Gandhi se montaba en un tren de carga que estaba andando, al hacerlo se le cae un zapato y aunque trata de agarrarlo, no lo logra. Su instinto fue inmediatamente quitarse el otro zapato y botarlo para que cayera cerca al anterior. El amigo con quien iba le pregunta extrañando: “¿Por qué has hecho eso?” A lo que él le responde: “A mí un solo zapato no me sirve, a donde vamos tendré que comprar otro par, pero la persona que encuentre esos dos zapatos, los podrá usar, así por lo menos uno de los dos se beneficia”. Creería que no tenemos que entrar en una discusión sobre el tipo de líder que era Gandhi y su calidad humana, su historia de vida es evidencia suficiente y este relato solo lo ratifica una vez más.


Con cierta frecuencia hago presentaciones de E.L.I.A.S, el Modelo de Liderazgo Inspirador de mi autoría, el cual dentro de uno de sus pilares de comportamiento incluye el Ser Humano. Hay una inquietud que surge frecuentemente en quienes tienen un acercamiento con este modelo: El tema del ser humano es muy interesantepero, ¿qué pasa con los resultados, las empresas deben dar resultados? Es una pregunta válida, sin embargo, el interés genuino por la persona detrás de los procesos no excluye la búsqueda de un objetivo claro y el logro de los resultados corporativos. Es más, este último aspecto es una consecuencia del primero, aunque a veces no lo tengamos tan claro.

En mi opinión y experiencia, si no se ejerce un liderazgo humano, los resultados no se van a dar o, por lo menos, no van a ser los que potencialmente podrían llegar a ser. Pero, peor aún, cualquier resultado no será sostenible en el tiempo y el desgaste de la organización será muy alto en el largo plazo. 


Si consideramos que el motor de una organización está formado por sus productos, los recursos financieros y las personas, y que además son estas últimas quienes hacen que los otros dos trabajen, entonces parece más evidente que ese último eslabón del motor debe funcionar lo mejor posible. 


¿Cómo hacer para que ese engranaje del motor ruede a la perfección? ¿Cómo lograr que dé su máximo potencial? Como líderes, debemos inspirarlo para que tenga la actitud correcta y se auto motive a desarrollar su mejor versión. Para esto, es necesario entender que en el camino van a existir diferentes obstáculos y posiblemente algunas fallas. Nadie alcanza su máximo potencial sin cometer errores, es la ley de la vida, debes intentarlo muchas veces y en estos múltiples fallos e intentos es donde aparece el líder, para brindar la confianza necesaria que proporcione la tranquilidad de intentarlo varias veces sin temor a represalias. 


Para desarrollar confianza se necesitan varios elementos, entre ellos, la bondad, es decir, las personas deben estar seguras de que realmente queremos hacerles el bien, sin esto nunca confiarán en nosotros y todo el proceso se derrumbará inminentemente. Esta cualidad es una de las más importantes en los seres humanos. Somos bondadosos, cuando tenemos un interés genuino por las personas, botamos un zapato que ya no nos servirá, como Gandhi, porque pensamos en los demás y no en nosotros. 


Ser un líder humano no es una opción, es una obligación si realmente queremos que las personas den lo mejor de sí. No hacerlo, erosiona la confianza minando las posibilidades de éxito y además a mediano o largo plazo termina desgastando la organización con personas poco comprometidas, mayores niveles de ausentismo y rotación, y otro sinnúmero de implicaciones.


Como anécdota final, quiero compartir mi experiencia de hace varios años en donde tuve la oportunidad de conocer a Jaime Jaramillo, “Papa Jaime” como lo conocemos en Colombia, un hombre que desde muy joven dedicó su vida a rescatar y salvar miles de niños que vivían debajo de las alcantarillas en el país, una historia impresionante que a todos recomiendo conocer. En esa interacción que tuve con él, aprendí muchas cosas de un ser humano excepcional, entre las que rescato especialmente la siguiente enseñanza: “No hay hombre tan pobre que no pueda dar, ni tan rico que no pueda recibir”. Que frase tan cierta, si solo pensáramos y reflexionáramos sobre todo lo que podemos dar y recibir, seguramente nos quitaríamos de encima muchos complejos y egos que nos limitan a ser mejores seres humanos.


Antes de ser un gran líder, hay que ser un gran ser humano, que bueno sería que esto no solo se quedara en una frase de cajón, sino que todos los lideres y todas las empresas, realmente hiciéramos el esfuerzo por hacer que se cumpla. Probablemente cada uno de nosotros realmente tendría el gran líder que tanto anhelamos y que nos apoye a desarrollar la mejor versión de cada uno.

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